Lenguas y Cultura - Pregrado

Lenguas y Cultura

Universidad de los Andes

Bogotá - Colombia 🇨🇴

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¿Cuánto ganan los que se gradúan de esta carrera?Salario mensual (en Millones de pesos - $ COP)Años de experienciaMuestra: 3 egresados
    • 1.5
    hace 10 mes
    Este programa es una de las decisiones más mediocres que he tomado a nivel personal y una falta de respeto a nivel organizacional. Alguna vez quize justificarlo en mi cabeza con la frase "me enseñó 1 idioma y la capacidad de aprender más facilmente otros, además de pensamiento crítico para el mundo de hoy" Pero la verdad es que defender esta car...

    Pros: Muy buenos profesores, muy preparados Versatilidad del pensum (lo cual es un arma de doble filo)
    Cons: Todo lo mencionado arriba.
    • Te entiendo perfectamente. Alguna vez también traté de justificarlo, pero pues, ajá. Eso no me sirvió. La educación no deja de ser un negocio. Futurama le atinó a que en el futuro la universidad sería una guardería para niños ricos. Ya me daba muy mala espina que en la inducción de hace siete años el ególatra de Náusea nos dijera "no creo que nadie escoja lenguas por los papás". Mi abuelo muerto vendió un taller por 70 palos para ayudarnos con esta carrera, y todo para que al final uno hubiera sido un buen estudiante con promedio de pregrado de 4.67 y las cosas hubieran acabado en discusiones con Ana María y Tatjana porque seis personas estuvimos sin apoyo para el grado durante seis meses. Efectivamente defender a tipas tan incompetentes y mala leche no tiene pies ni cabeza. A raíz de la cancelación de un examen de alemán a nivel nacional, y aun a sabiendas de que nosotros no salimos realmente bien preparados y que debíamos esforzarnos el doble por aprender por nuestra cuenta, nos prometieron un examen especial con el Goethe que nunca se dio. La historia es un poco larga, pero ese par nos prometió incluso que nos darían un descuento que obviamente nunca ocurrió. Al final yo tuve que llamar solo a Carlos Bedoya hasta que se dieron las cosas, y en menos de dos semanas jodiendo con el instituto fui más eficiente que dirección y coordinación durante todo un semestre. Y en todo ese proceso, hablando con el representante y varios compañeros y escuchando sus historias, descubrí cosas del departamento que simplemente me desagradan, como el hecho de que unas viejas que se ganaron un viaje nada más ni nada menos que a Alemania tuvieron que cancelarlo porque algo les pasó con Tatjana. Les cancelaron el viaje, pero en 2022 la profesora Brienne de Tarth y los seis o siete estudiantes de uno de sus seminarios de la DDR se largaron a Europa por tres semanas en plena crisis económica y sanitaria. Por mucho tiempo me convencí de que yo era el mediocre, el que no daba la talla, pero incluso me emteré de que una amiga en mi misma situación se vomitó en el Goethe debido al estrés que le impuso la universidad (pues la única alternativa que nos ofrecieron consistía en presentar un examen auditivo bajo unas condiciones injustas), y cada que leo el chat de la gente que sigue estudiando no es raro que a alguien le pase algo con Ana María o el pénsum, el cual tienen que reformar cada cinco años porque no saben ni qué se espera de la carrera. En palabras inmortales del representante, “Ana María nunca contesta nada”, “Tatjana no estaría tan calificada para evaluarte en un in-house como lo haría un profesor colombiano en la 93” y “son sumamente ambivalentes con el requisito de examen de lengua”. Lo peor es que, aun cuando te lo piden para graduarte, lo último que supe es que únicamente te aceptan los exámenes clasificatorios de los Andes de 150,000 si quieres subir de nivel en la misma carrera. No pueden hacer un examen para seis estudiantes que se encuentran varados debido a una contingencia nacional, y les dicen que se jodan, pero están altamente calificados para evaluar el nivel de los estudiantes cuando económicamente les conviene. Vaya forma de exprimirles más plata. No sé si las cosas seguirán así, pero si ahora hay que pagar 24 palos dudo que hayan cambiado mucho. Tanto que nos enflautaron alemán 1 y 2 en el primer semestre gracias al afán ese que tienen todas las carreras de graduar a todo el mundo en tres años y luego se preguntan que por qué tan bajo el nivel de los egresados. Sin embargo, sabiendo lo que hoy sé, la verdad es que hubiera abierto una fiducia y un CDT simultáneamente. No es el mejor plan, pero sin duda es mucho menos riesgoso que jugar a la universidad. Por lo menos perder algo de plata con bitcoin no te obliga a montarte en un Transmilenio en Aguas a las 9:00 p.m y a gastar 200 mensuales en transporte. Actualmente no me va mal, y tengo un buen empleo, pero se lo debo más que todo a la suerte y, si no hubiera ido a la universidad, tendría más plata de la que tengo tras diez meses de trabajo con el salario de un profesional (lo peor de todo es que aún no me alcanza ni para un semestre/cuatrimestre en los Andes). Hubiera disfrutado mucho más mis lenguas sin la presión de presentar un Test Daf y sabiendo que algo de dinero sin esfuerzo llegaría de todos modos, y podría trabajar de lo que fuera sin preocuparme tanto por tener un salario mínimo o un trozo de papel que me diga que soy inteligente o no, pues no me interesa tener hijos ni comprarme un carro. Son el departamento más grande de Andes y el que menos opciones tiene en el CTP (además de ser uno de los que peor enseña). A nivel laboral, la mayoría de las posibilidades de un recién egresado de lenguas y cultura son las mismas que las de un bachiller recién graduado del colegio, y, hasta ahora, no he conocido al primer colega que no se arrepienta siquiera un poco de haber estudiado esta carrera. De nada sirven esos estudios culturales y, como dice la persona de abajo, ni siquiera los de pedagogía se salvan, porque a los profesores salidos de Andes los echan de muchos lados. Ya se lo reclamaba un estudiante a Tatjana en la presentación de una reforma a finales de 2021, y salieron con un chorro de babas (“es que no formamos profesores de verdad”, o algo así dijo). Más les sirve un certificado del Goethe o Alianza que ser “profesionales”. Son la prueba de que el educacionismo no sirve, y que invertir millonadas en administración, infraestructura, sillas "cool" y tableros inteligentes no sirve de ni verga si la metodología es la misma que la de hace 30 años. Tanto que joden con el fraude y el plagio, pero ellos no solo son quienes lo incentivan en primer lugar, sino que hacen algo moralmente mucho peor: quitarles el dinero y las ganas de vivir a sus contribuyentes y dejarlos en la calle. Tanto que joden con sus comités de ética por tesinas y proyectos de grado que no sirven para nada. Y al final, a pesar de todos los platales que uno paga y toda la publicidad de la que disponen, se escudan en eso de que "ustedes deben ver luego qué hacen con eso" para dejarlo solo. Al menos en el trabajo uno se somete para que le paguen; la universidad es pagar para someterse. Yo me pregunto qué fraude es peor. Muchos padres que venden el collar de esmeraldas de la tía abuela Ernestina o directamente pueden costearse la universidad no entienden el funcionamiento circular de la misma. No entienden que hoy en día con tanto profesional, tanto diplomado y tanta tecnologización las cosas están muy difíciles. Un modelo sacado de Bolonia hace un milenio no basta para trabajar en una oficina y, gracias al modelo neoliberal del pendejo de Reagan que ellos muy seguramente apoyaron sin pensar en sí mismos o en el futuro de sus hijos, en realidad una institución de hoy en día se asemeja más a un club exclusivo. Trabajas y ahorras como enfermo para poder pagarla y hacerte un posgrado, y pagas por ella y estudias hasta los 30 años para aumentar (ni siquiera garantizar) tus probabilidades de trabajar como enfermo en una empresa infeliz y ganar más plata que un bachiller, con la diferencia de que un profesional no recuperará esa millonada o saldará esa deuda sino dentro de cinco o diez años con suerte y palanca. Como diría el Richi, "qué negocio tan huevón". ¿Si ni la juventud china puede conseguir un empleo salida de la universidad qué les hace pensar que ese modelo funciona en este platanal donde la gente ni siquiera habla bien su propio idioma y nadie quiere progreso? No por nada se dice que un tercio de los billonarios de E.E.U.U heredó su fortuna o jamás terminó la universidad. La única carrera que recibe un trato especial curiosamente es medicina, que es la más útil y una de las que más avanzan. De resto son puros excelistas glorificados y administradores con ínfulas de ingenieros y sumamente reemplazables de aquí a las próximas dos décadas que ven pendejadas como PHVA que los cavernícolas y niños ya hacían hace 150,000 años. De nada sirve que todo el mundo estudie si este sistema igualmente va a necesitar rappitenderos. Te dicen que es que hay que hacer networking, pero de nada sirve si todos tus conocidos están en las mismas y no responden tus mensajes. También está el hecho de que, gracias a las redes sociales, que tienen a media humanidad cabizbaja mirando el teléfono, hacer amigos de verdad es prácticamente imposible, y a los profesores, por su parte, que jamás han salido de la academia, no se les puede hacer ni una pregunta para una entrega. Otros directamente tratan de zafarse de ti. Al menos como tú dices uno sale con nociones de idiomas exóticos. Muchos compañeros me criticaban porque yo era de esos que prefería cursos introductorios de árabe y japonés antes que cursos de metodologías de investigación (como si en plena 4.0 esos últimos incrementaran tus probabilidades de éxito en la vida), y me decían que dizque muy fácil, pero al final disfruté la universidad mucho más así. A la mayoría que hicieron doble carrera creyendo que eso iba a marcar una diferencia significativa ni siquiera les está yendo nada bien. Yo me pregunto qué carajos les deja la universidad entonces a los politólogos, a los físicos, a los biólogos y a los filósofos, además de una deuda impagable y una sensación de arrepentimiento y de tiempo perdido. Podría jurar por mi vida que toda esa gente (especialmente la de ciencias sociales) que defiende tan vehementemente que no fue a la universidad para prepararse para una carrera sino más bien para adquirir pensamiento crítico o cualquier vaina así adquirió de todo menos pensamiento crítico. Y es que, para empezar, y obviando el hecho de que muchos seguramente escogieron sus carreras a la de Patricio porque les dijeron que estudiaran algo ("hazlo porque te lo ordeno"), el pensamiento crítico se puede desarrollar en cualquier punto de la vida sin la necesidad imperante de pisar un salón de clases, y antes el colegio ayuda a desarrollarlo más que la universidad porque profundizas en muchos más temas y por mucho más tiempo. Si bien es cierto que la universidad puede ayudar (a veces principalmente porque muchos nos cuestionamos en algún punto por qué hacemos esto), gastar 150 palos por una carrera de la que de antemano sabes que no tiene mucha empleabilidad y al final estar ahí para que alguien te embarre su postura política y te diga cómo pensar mientras tú debes trasnocharte por cuatro años y hacer todo el trabajo sintiéndote miserable y solo y debas ahorrar hasta el último centavo para la próxima matrícula, de paso solo financiando más esa trampa para que más estudiantes caigan en ella a futuro, no me parece muy crítico. Además, tampoco es como que en 2017 hubieran ofertado alguna materia obligatoria llamada "introducción a la crítica" o "fundamentos del pensamiento crítico" (yo vi algo similar apenas en octavo semestre). Antes un profesor en historia y sociología de la ciencia nos dijo que si poníamos y citábamos algo que nunca hubiéramos visto en su clase nos bajaba la nota. Antes le dan más prioridad a que un baboso de quinto semestre te cuente su experiencia universitaria, como si fuera igual para todos. Al final la universidad y el pensamiento crítico son dos cosas aparte. Ni que un título curara la idiotez. Conozco gente bastante preparada en campos como química farmacéutica, ciencias de la computación y administración de empresas y negocios internacionales, pero que es muy poco abierta a otras percepciones cuando se trata de política o economía, y suele repetir cualquier mentira o hipérbole que oyeron en algún medio masivo creyendo que es la verdad absoluta y que todo es blanco o negro. Se ponen a decir que, si los becados no tienen 24 palos, que mejor se larguen, y que Milei es mejor que un comunista, aun cuando el comunista quiere reducir sus jornadas laborales y exonerarlos de sus deudas estudiantiles con el Icetex y la inflación de Argentina se hizo peor que la de Venezuela en dos meses. Y el caso de las ciencias sociales y humanidades tampoco es mejor. En el caso de lenguas, ¿qué tanto pensamiento crítico se puede desarrollar realmente en una carrera sumamente teórica de cuatro años llena de profesores inexorables en la que es prácticamente obligatorio dejar el promedio académico sobre cuatro, Chat-GTP o cualquier aplicación en turno puede hacer la mitad del trabajo y ya están disponibles los apuntes y parciales de las materias antes siquiera de comenzar el semestre? Si hay cursos que valen un ojo de la cara y apenas duran ocho semanas, y basta con faltar a una sola sesión para perderse de algo importante para un parcial. Nos guste o no, nuestra carrera es una de las que menos capacidades analíticas requiere (por más que nuestros profesores hubieran tratado de vendernos otra idea), y, a la hora de aprender una lengua, nada deja de ser más útil que la memorización escuelera ("no preguntes, solo apréndetelo"). Aseguran que en esas carreras les enseñan a pensar críticamente, pero lo que hacen al menos en lenguas y cultura es invitar a los estudiantes a utilizar el lenguaje como les dé la gana y a deconstruir y a privilegiar sus propias emociones y experiencias subjetivas sobre la evidencia empírica so el pretexto de que la verdad es relativa e incognoscible. Cosa que les sale por la culata, porque básicamente les dicen que no están haciendo nada, los están encerrando en una burbuja de fantasía que se toteará abruptamente cuando se enfrenten a las injusticias del mundo real y son los primeros en enojarse porque consideren la carrera pseudociencia. Así era la metodología en estudios culturales y en los cursos de alemán con Tatjana: nunca paraba de preguntarnos nuestras opiniones y percepciones y nadie se cuestionó nunca si ese curso en realidad valía la pena ni le exigieron a la profesora que les enseñara algo más práctico. Pero eso sí, para poder graduarnos con una tesina puramente teórica que nadie más allá del tutor y el jurado leerá, ya nos piden utilizar una metodología sumamente rigurosa sin nunca haber tomado un curso de estadística o de lógica como tal. Yo creo que ya va siendo hora de que pidan como requisito para ser profesor el ser mayor de 30 años. Me parece que hay profesores que estrenan puesto recién salidos del máster o el doctorado, y no por nada hoy se habla de la infantilización de las universidades. En los Andes están sumamente ideologizados, y la crítica real se pierde entre tanta burocracia, posverdad y discurso complaciente. Se convirtieron en una parodia de sí mismos. Recuerdo cómo en diferentes ocasiones varios profesores con doctorado en las mejores universidades de Europa y compañeros feministas y empoderados decían que el español es un idioma machista y repleto de microagresiones, y, aun sin ninguna evidencia más allá de nimiedades como el sufijo plural masculino -os y metáforas con animales, utilizaban argumentos como que supuestamente la mayoría de los sustantivos con connotaciones negativas son femeninos y la mayoría con connotaciones positivas son masculinos. ¿Alguna estadística o estudio que respaldara esa aseveración? No. Sin embargo, yo no los veo quejándose mucho de que varias personas no pudieran graduarse de esta carrera de 150 palos gracias al idioma materno de Hitler, o de que el departamento enseñe principalmente las lenguas hermanas del español que surgieron en países igual de colonialistas, o de que idiomas como el japonés, el chino o el coreano sean bastante más neutros y no sexistas que los europeos pero que en esas sociedades asiáticas el acoso sexual, el tradicionalismo y un salario desigual entre hombres y mujeres sean cosas más comunes que en España. Cuando yo estudié al menos se nos invitaba más a cuestionar todo lo que veíamos en el cine y en la televisión, pero hoy en día, como dices, los saturan demasiado con el mismo woke-washing que prácticamente impera en cada película de Disney desde 2020. Gente como esta solo hace cada vez más insufrible nuestro entretenimiento, pero no se les puede decir ni pío porque, en las palabras inmortales de Irina Karmazina, "ya estamos en 202...", y eso justifica tener inclusión en cada maldito producto por sobre una buena historia y que compañías como Dreamworks y Pixar estén al borde de la quiebra sin que eso afecte curiosamente el salario de los altos ejecutivos. De nada sirve que se las den de incluyentes en un sistema económico excluyente y depauperante. Dicen que les enseñan a ser críticos con el capitalismo cuando deben pagar más por un cartón inútil que por una casa y se endeudan de por vida para nunca conseguir trabajo formal. Al paso al que van el próximo director va a ser peor que el director PC de la primaria de South Park. Aseguran que piensan críticamente y que son inclusivos, pero linchan a cualquier compañero o profesor que exprese libremente una opinión diferente, como le pasó a Daniel Aguirre Licht en una clase de estructuralismo a finales de 2019. Algunos hasta se salieron del salón porque dijo que sexo y género son dos cosas diferentes, aun cuando en aquel entonces pagaban 19 palos por semestre y algunos tenían deudas con el Icetex. No es de sorprender que acosen tanto a los profesores por una nota, pues yo también rajaría a estudiantes así. Si en algún punto de esos cuatro años que duraba la carrera hubieran adquirido pensamiento crítico, la habrían abandonado, se habrían dado cuenta de que podían aprender todo lo que querían de género y feminismo en Coursera y hubieran invertido esos 100 palos en una fiducia o algo más rentable. Ganarían más así que como meros graduados de esta carrera. Hablan de pensamiento crítico cuando ni siquiera les enseñan a ser felices o a gestionar sus otras emociones. Si esos profesores bravucones ni siquiera les enseñan humildad intelectual, y da menos miedo preguntarle algo a una tabla güija que a ellos. El problema para muchos es que sus becas ni siquiera les ayudan a desarrollar ese pensamiento crítico, ni disfrutar de sus carreras, sino que los obligan a ser perfeccionistas por algo tan banal como una universidad y técnicamente no pueden equivocarse en ninguna entrega. Tanto que les enojaba a muchas compañeras y profesoras que idiotas machistas dijeran que las mujeres no podían ser ingenieras, pero ellas tampoco se animaron a serlo teniendo la oportunidad. Me da risa cómo toda esa caterva de boomers y colegas endiosados llaman quejicas y “generación de cristal” a aquellos que se atreven a decir algo mínimamente malo pero cierto de su preciada universidad, pero al mismo tiempo ignoran que es en las universidades ahora donde más se les dice a los estudiantes que son frágiles, y que valoren más sus emociones sobre la evidencia, y que están constantemente amenazados ("no soy tu compañera, soy tu compañere") y que deben vigilar los discursos y que todo es exclusivamente discurso. Les dicen que sean fuertes, que no sean vagos, que van a la universidad a estudiar y a trabajar duro, pero al mismo tiempo tanto trabajo sisifesco y materias de relleno es lo que los debilita física y anímicamente y los hace susceptibles a tantas emociones reprimidas. Los agobian con un montón de cursos de escritura académica cuando el mundo real está lleno de ofertas laborales mal redactadas y “doctores” que no saben emplear el gerundio correctamente y no podrían identificar un sintagma nominal aunque les golpeara la cara. Tantos problemas de investigación que les ponen, pero no los ponen a investigar el panorama laboral en ninguna clase. Y los muy huevones que pagan más de 20 palos dicen "es que eso ya depende de ud". Al menos en mi época eso era pagable.
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    • 1.5
    hace 1 año
    Pésima decisión. Tanto que ya debería ser hora de que cierren esta carrera o de que en serio se replanteen seriamente lo que se espera de sus egresados. No diría que es del todo inútil, puesto que eso ya depende más bien de lo que se espera hacer después con esta carrera. Pues, si usted planea hacerse rico o rica, definitivamente este pregrado no ...

    Pros: No sé.
    Cons: Como alguien que hizo parte del antiguo pensum diría que todo: 1) Pésima preparación. La gente que escoge alemán no lo habla realmente (incluso en 2021 tuvieron que bajarle a B2 al TestDaf porque muchos no se estaban graduando) y los de chino y japonés acaban escribiendo sus tesinas de grado en español. ¿Qué clase de formación es esa? 2) Mucha plata invertida tanto dentro como fuera de la universidad. 3) Pocas oportunidades laborales. Y las pocas que hay son una mierda. 4) Poca conexión con los estudiantes por parte del departamento. Con base en lo que un amigo mío muy cercano experimentó, diría que a los profesores les da igual si usted se muere. 5) No se hacen tantos amigos como uno ingenuamente podría llegar a pensar. 6) Mucho incompetente (tanto en el profesorado como en el alumnado)

    Los estudiantes que estudian este programa son: Mucho mediocre adicto al teléfono.
    Que tan expertos son los profesores de este programa (3/5): Como en todo, algunos son mejores que otros.
    La calidad de la enseñanza de los profesores en este programa (1.5/5): En mi opinión, los buenos son la excepción y les tocarán pocas veces por asuntos como secciones/horarios o porque acaban yéndose de la U. Muchos ni siquiera se saben comunicar (vaya departamento de lenguas) y terminan desmotivando a sus estudiantes. Si no me creen, lean algunos de los comentarios de los cursos de idiomas como inglés, francés o italiano.
    Panorama laboral (1.5/5): Preferible el Ean o el pregrado de literatura o narrativas digitales. O supuestas carreras parias como música o la licenciatura en español y filología incluso. Si escogen esto prepárense para los prejuicios, el desempleo (o en el mejor de los casos trabajar en algo para lo que muy seguramente ni siquiera les pedirán un título universitario) o estudiar otra carrera a sus treinta y tantos. No es chiste. Ni siquiera los de pedagogía se salvan, pues a la hora de terminar la carrera no se sabe ni cómo buscar trabajo y literalmente solo se puede salir a trabajar en un call center. Ni siquiera los profesores o las directivas saben de qué se puede trabajar y romantizan cualquier cosa chimba, ya que el pregrado está diseñado para que uno se vaya a pagar carísimos estudios de posgrado en el extranjero. Si hay dos ofertas en el CTP de 2.000.000 o 3.000.000 con contrato por prestación de servicios es mucho y, tal como aparentemente ocurre con muchas otras carreras en Andes según esta página (ciencia política, ingeniería química, ingeniería mecánica, ingeniería eléctrica, geociencias, diseño, microbiología, física, etc.), no solo no se aprenden herramientas prácticas para el mercado laboral (porque uno se la pasa viendo pura teoría pendeja que ni sirve para las entregas y que de cualquier forma hasta se puede adquirir en una biblioteca o en Internet), sino que las pocas ofertas laborales que hay piden experiencia y/o estudios ulteriores que un recién egresado no tiene. La universidad debería indemnizar a sus egresados. De verdad no puedo creer que, habiendo mejores opciones, haya personas que se endeuden de por vida con el Icetex por esto de lenguas. Y es que la carrera y sus profesores, al menos en mi opinión, tampoco son tan chéveres que digamos como para que valga la pena esa inversión. Sobre todo si se puede aprender un idioma sin ir a una universidad de forma más económica y divertida.
    Exigencia (1.5/5): Pendejada fácil. Cualquiera se gradúa, y no es muy difícil dejar materias de fundamentación en 5 sin leer mucho. Los que sí la pueden llegar a tener un poco complicada son los que escogen alemán, pero más que todo por el TestDaf ya que antes del 2020 salían pésimamente preparados. Por lo demás, hasta exigen dejar los cursos de lengua sobre 4 y los profesores reconocen que muchos estudiantes hablan a lo chibcha. El único curso en el que tuve miedo de perder fue filosofía del lenguaje, pero ni siquiera por el temario sino por el hecho de que solo se sacaban tres notas en todo el semestre.
    Actualizado (2/5): Considero que el hecho de que el panorama laboral para estas carreras de lenguas modernas o afines (que usualmente están en la categoría de carreras parias) sea prácticamente inexistente se debe más que todo a que las instituciones no han sabido actualizarse. Pues qué tan mal hay que estar para que, en un mundo globalizado en el que el trabajo remoto ya existía desde antes de la pandemia, una persona trilingüe de los Andes que tenga nociones básicas de gramática no pueda encontrar trabajo de algo, por más chimbo que sea. Para tratarse de una carrera de una universidad como Andes, que es una universidad carísima e injusta y a cada rato presume ser la mejor del país y toda esa mierda que ya la gente se cree cada vez menos, deberían meterle más énfasis a la parte técnica o práctica de la lingüística y no tanto énfasis a eso de los estudios culturales, género o materias como filosofía del lenguaje. Especialmente si aseguran que esto es una ciencia interdisciplinar que va más allá de aprender una lengua extranjera y ahora piensan subir la matrícula a 22.000.000. Y ni siquiera tienen que meterle mucho, pues, si bien es cierto que la lingüística aplicada o áreas afines dan bastante como para ser una posible cuarta concentración en la carrera, se me ocurre que podrían empezar con algo sencillo. Como una pequeña introducción a la programación, algún curso de Python para lingüistas, alguito de chatbots u otras herramientas remotamente relacionadas con la lingüística computacional. Pues, si bien es cierto que el departamento encontraría la forma de arruinarlo, en el contexto en el que estamos serviría más algo así que un CBU de la tecnología de Ironman. Deberían ofrecer algo que en plena cuarta revolución industrial sí necesiten las empresas extranjeras en lo que respecta a la parte teórica del área de fundamentación. O algo que, en el peor de los casos, dé para acabar haciendo un voluntariado en Duolingo o reinventarse en otro campo sin mucha dificultad, pues ya hay algunas cuantas empresas foráneas que buscan gente que sepa tanto de lingüística como de computación. Incluso, sin ir muy lejos, podrían apostarle más a algunas optativas interesantes que ya ofrecen, como lingüística de corpus, y no meterle tanto énfasis a la parte académica sino ir más allá a ver cómo las técnicas de corpus podrían servir para buscar palabras clave para empresas como Google, Amazon, o qué sé yo. Hay lingüistas y gente de letras de América Latina que acaba trabajando en Samsung, Apple, Appen, Silicon Valley o algo relacionado con el sector clínico. Tanto es así que Platzi, Coursera y varias universidades ofrecen cursos de Language y Big Data. Pero claro que de eso no se suele hablar mucho en los Andes porque es más importante hablar de microagresiones y micromachismos y de cómo la morfología elemental del español supuestamente nos oprime. A lo largo de la carrera uno ni siquiera escucha hablar de términos como localización, chatbots, procesamiento del lenguaje natural, CAT-tools, lexicografía o industria del lenguaje. Y si lo hace será por ahí en un CLE o algo así que ni siquiera es obligatorio. A lo mucho se entera de que el Caro y Cuervo existe pero no le dicen ni cómo solicitar empleo ahí. Si van a cobrar tanto lo mínimo que uno esperaría es algo que sirva para un trabajo. Especialmente si se trata de los Andes y no de cualquier cosa de garaje. ¿Cómo así que uno como estudiante supuestamente debe estar a la altura, pero la universidad, que se la pasa jodiendo con eso de que es la panacea del conocimiento y la crema y nata de no sé qué, no cumple ni con las expectativas de sus programas? Recuerdo que en una materia una profesora nos pidió utilizar herramientas de corpus para realizar un análisis del discurso, pero al final resultó que ni ella entendía la lingüística de corpus.
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  • Precio: $18,476,000 (por semestre)
  • Número de periodos: 8 semestres

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