Pésima decisión. Tanto que ya debería ser hora de que cierren esta carrera o de que en serio se replanteen seriamente lo que se espera de sus egresados. No diría que es del todo inútil, puesto que eso ya depende más bien de lo que se espera hacer después con esta carrera.
Pues, si usted planea hacerse rico o rica, definitivamente este pregrado no ...
Pros: No sé.
Cons: Como alguien que hizo parte del antiguo pensum diría que todo:
1) Pésima preparación. La gente que escoge alemán no lo habla realmente (incluso en 2021 tuvieron que bajarle a B2 al TestDaf porque muchos no se estaban graduando) y los de chino y japonés acaban escribiendo sus tesinas de grado en español. ¿Qué clase de formación es esa?
2) Mucha plata invertida tanto dentro como fuera de la universidad.
3) Pocas oportunidades laborales. Y las pocas que hay son una mierda.
4) Poca conexión con los estudiantes por parte del departamento. Con base en lo que un amigo mío muy cercano experimentó, diría que a los profesores les da igual si usted se muere.
5) No se hacen tantos amigos como uno ingenuamente podría llegar a pensar.
6) Mucho incompetente (tanto en el profesorado como en el alumnado)
Los estudiantes que estudian este programa son: Mucho mediocre adicto al teléfono.
Que tan expertos son los profesores de este programa (3/5): Como en todo, algunos son mejores que otros.
La calidad de la enseñanza de los profesores en este programa (1.5/5): En mi opinión, los buenos son la excepción y les tocarán pocas veces por asuntos como secciones/horarios o porque acaban yéndose de la U. Muchos ni siquiera se saben comunicar (vaya departamento de lenguas) y terminan desmotivando a sus estudiantes. Si no me creen, lean algunos de los comentarios de los cursos de idiomas como inglés, francés o italiano.
Panorama laboral (1.5/5): Preferible el Ean o el pregrado de literatura o narrativas digitales. O supuestas carreras parias como música o la licenciatura en español y filología incluso. Si escogen esto prepárense para los prejuicios, el desempleo (o en el mejor de los casos trabajar en algo para lo que muy seguramente ni siquiera les pedirán un título universitario) o estudiar otra carrera a sus treinta y tantos. No es chiste. Ni siquiera los de pedagogía se salvan, pues a la hora de terminar la carrera no se sabe ni cómo buscar trabajo y literalmente solo se puede salir a trabajar en un call center. Ni siquiera los profesores o las directivas saben de qué se puede trabajar y romantizan cualquier cosa chimba, ya que el pregrado está diseñado para que uno se vaya a pagar carísimos estudios de posgrado en el extranjero. Si hay dos ofertas en el CTP de 2.000.000 o 3.000.000 con contrato por prestación de servicios es mucho y, tal como aparentemente ocurre con muchas otras carreras en Andes según esta página (ciencia política, ingeniería química, ingeniería mecánica, ingeniería eléctrica, geociencias, diseño, microbiología, física, etc.), no solo no se aprenden herramientas prácticas para el mercado laboral (porque uno se la pasa viendo pura teoría pendeja que ni sirve para las entregas y que de cualquier forma hasta se puede adquirir en una biblioteca o en Internet), sino que las pocas ofertas laborales que hay piden experiencia y/o estudios ulteriores que un recién egresado no tiene. La universidad debería indemnizar a sus egresados. De verdad no puedo creer que, habiendo mejores opciones, haya personas que se endeuden de por vida con el Icetex por esto de lenguas. Y es que la carrera y sus profesores, al menos en mi opinión, tampoco son tan chéveres que digamos como para que valga la pena esa inversión. Sobre todo si se puede aprender un idioma sin ir a una universidad de forma más económica y divertida.
Exigencia (1.5/5): Pendejada fácil. Cualquiera se gradúa, y no es muy difícil dejar materias de fundamentación en 5 sin leer mucho. Los que sí la pueden llegar a tener un poco complicada son los que escogen alemán, pero más que todo por el TestDaf ya que antes del 2020 salían pésimamente preparados. Por lo demás, hasta exigen dejar los cursos de lengua sobre 4 y los profesores reconocen que muchos estudiantes hablan a lo chibcha. El único curso en el que tuve miedo de perder fue filosofía del lenguaje, pero ni siquiera por el temario sino por el hecho de que solo se sacaban tres notas en todo el semestre.
Actualizado (2/5): Considero que el hecho de que el panorama laboral para estas carreras de lenguas modernas o afines (que usualmente están en la categoría de carreras parias) sea prácticamente inexistente se debe más que todo a que las instituciones no han sabido actualizarse. Pues qué tan mal hay que estar para que, en un mundo globalizado en el que el trabajo remoto ya existía desde antes de la pandemia, una persona trilingüe de los Andes que tenga nociones básicas de gramática no pueda encontrar trabajo de algo, por más chimbo que sea.
Para tratarse de una carrera de una universidad como Andes, que es una universidad carísima e injusta y a cada rato presume ser la mejor del país y toda esa mierda que ya la gente se cree cada vez menos, deberían meterle más énfasis a la parte técnica o práctica de la lingüística y no tanto énfasis a eso de los estudios culturales, género o materias como filosofía del lenguaje. Especialmente si aseguran que esto es una ciencia interdisciplinar que va más allá de aprender una lengua extranjera y ahora piensan subir la matrícula a 22.000.000.
Y ni siquiera tienen que meterle mucho, pues, si bien es cierto que la lingüística aplicada o áreas afines dan bastante como para ser una posible cuarta concentración en la carrera, se me ocurre que podrían empezar con algo sencillo. Como una pequeña introducción a la programación, algún curso de Python para lingüistas, alguito de chatbots u otras herramientas remotamente relacionadas con la lingüística computacional. Pues, si bien es cierto que el departamento encontraría la forma de arruinarlo, en el contexto en el que estamos serviría más algo así que un CBU de la tecnología de Ironman.
Deberían ofrecer algo que en plena cuarta revolución industrial sí necesiten las empresas extranjeras en lo que respecta a la parte teórica del área de fundamentación. O algo que, en el peor de los casos, dé para acabar haciendo un voluntariado en Duolingo o reinventarse en otro campo sin mucha dificultad, pues ya hay algunas cuantas empresas foráneas que buscan gente que sepa tanto de lingüística como de computación.
Incluso, sin ir muy lejos, podrían apostarle más a algunas optativas interesantes que ya ofrecen, como lingüística de corpus, y no meterle tanto énfasis a la parte académica sino ir más allá a ver cómo las técnicas de corpus podrían servir para buscar palabras clave para empresas como Google, Amazon, o qué sé yo. Hay lingüistas y gente de letras de América Latina que acaba trabajando en Samsung, Apple, Appen, Silicon Valley o algo relacionado con el sector clínico. Tanto es así que Platzi, Coursera y varias universidades ofrecen cursos de Language y Big Data. Pero claro que de eso no se suele hablar mucho en los Andes porque es más importante hablar de microagresiones y micromachismos y de cómo la morfología elemental del español supuestamente nos oprime.
A lo largo de la carrera uno ni siquiera escucha hablar de términos como localización, chatbots, procesamiento del lenguaje natural, CAT-tools, lexicografía o industria del lenguaje. Y si lo hace será por ahí en un CLE o algo así que ni siquiera es obligatorio. A lo mucho se entera de que el Caro y Cuervo existe pero no le dicen ni cómo solicitar empleo ahí.
Si van a cobrar tanto lo mínimo que uno esperaría es algo que sirva para un trabajo. Especialmente si se trata de los Andes y no de cualquier cosa de garaje. ¿Cómo así que uno como estudiante supuestamente debe estar a la altura, pero la universidad, que se la pasa jodiendo con eso de que es la panacea del conocimiento y la crema y nata de no sé qué, no cumple ni con las expectativas de sus programas? Recuerdo que en una materia una profesora nos pidió utilizar herramientas de corpus para realizar un análisis del discurso, pero al final resultó que ni ella entendía la lingüística de corpus.