No tiene absolutamente ninguna vocación pedagógica. Es arbitraria, grosera y llevada de su parecer. Las clases sincrónicas son completamente inútiles, pues le dedica dos minutos a decir cualquier cosa de las lecturas y, por el resto de la sesión, a quejarse de los estudiantes. Viviana no propende por que su clase sea un espacio de discusiones con p...