Ricardo es una muestra de lo pedante que puede ser la arquitectura. Es una clase difícil de digerir por el egocentrismo del profesor. Llega tarde, entrega las notas tarde, es terco y es monótono. No se aprende tanto realmente como se esperaría de alguien tan reconocido en el medio. Y su forma de explicar hace cualquier tema complicado. De milagro salí con ganas de seguir siendo arquitecto.